Radiofrecuencia

El equipo de radiofrecuencia CEYA genera una corriente que entra los tejidos a través de los accesorios de contacto. Esta corriente no genera sensaciones eléctricas desagradables. La energía se introduce a nivel celular en la epidermis, dermis e hipodermis y alcanza las células musculares. A su paso por los tejidos, la corriente genera una liguera fricción que se transforma en un aumento de la temperatura profundo. En el momento en el que el organismo detecta una mayor temperatura de la normal, el celebro envía la orden a la sangre de intensificar su afluencia en esa zona para refrigerarla. Esta abundancia de sangre arterial es extremadamente positiva para los tejidos que baña y refrigerarla, que les aporta una nutrición adicional de oxígeno, nutrientes y demás oligoelementos que jamás hubieran llegado con tanta intensidad de no ser por el sistema CEYA. Simultáneamente, se produce una eliminación de toxinas intercelular. A la vez que las células han recibido una recarga de los elementos que generan la vida, las células observan cómo les son retiradas las toxinas y radicales libres estancados a su alrededor, que les perjudicaban. La fuerza del torrente sanguíneo actúa como un rio que se lleva los residuos de la respiración celular hacia los putos de evacuación del organismo. La célula alimentaria y sin barreras esta fortalecida. Y preparada para realizar su unción de forma correcta y al máximo de su capacidad, al 100 por 100. Por ello una célula del tejido muscular reafirmará más intensamente, después de beneficiarse del efecto de la corriente mientras que una célula de la superficie cutánea acelerara su mitosis o división celular para aportar una mejor renovación y una mayor protección de la piel frente a elementos externos.